ZAMORANOS EN EL MUNDO - HEMEROTECA

Aventura a pedales

Pablo García (izquierda) y Fernando Durán, en una de sus últimas paradas, en Valdivia.

El chef zamorano Pablo García recorre junto con su compañero Fernando Durán el sur de Chile en bicicleta

30.12.2013 | 08:12

B. Blanco García

Han sido 37 días de calor, viento, cansancio, frío, alegrías, lluvias y, sobre todo, aventuras sobre dos ruedas. El zamorano Pablo García, chef de profesión, se embarcó el pasado 15 de noviembre en un singular viaje en bicicleta para recorrer el sur de Chile junto con su amigo Fernando Durán, natural del país. «Si él no se hubiera apuntado, yo ni me lo habría planteado», reconoce este joven, quien lleva viviendo en Chile desde enero del pasado año.

Bajo el nombre de Proyecto Turcleta, los dos amigos decidieron lanzarse con sus propios recursos «y así conocer otros lugares del país». El arranque fue en la plaza Independencia de la ciudad de Concepción y la meta estaba en Puerto Montt. La idea había surgido poco tiempo antes. «Conocí aquí a un grupo de amigos que tenían planeado algo parecido desde hacía tiempo, pero les faltaba dinero. Ellos andaban todo el día en bicicleta, haciendo una media de treinta kilómetros al día, lo que sin darte cuenta te va dando fondo», relata.

El zamorano había llegado meses antes a Chile en un intento «de cambiar de aires. Llevaba toda la vida en Zamora y aunque había hecho viajes, nunca había vivido fuera. Tomé la decisión gracias a un amigo y desde que he llegado no he dejado de visitar lugares y conocer gente», asegura agradecido.

Su formación  gastronómica le hizo plantearse el viaje desde el punto de vista culinario. «Conocer la cocina del país por todos los pueblos por los que pasamos y saber cómo la gente se alimenta y vive es una manera más cercana de llegar a ella cuando vas en bicicleta. Además, como comer es una necesidad básica, cuando llegamos a nuestro destino intentamos buscar picadas, que son locales que tienen las tres "b": bueno, bonito y barato», explica. Su compañero, fotógrafo de profesión, se ha dedicado a tomar instantáneas de cada rincón que han visitado en todo este tiempo. La idea es plasmar en un libro todo el  conjunto de vivencias sobre dos ruedas.

Satisfecho con la experiencia, reconoce que ha sido «una aventura que no imaginaba que fuera a hacer nunca. Pero se presentó la oportunidad y no podía dejarla pasar. A diario tenía que controlar las cosas que dependen de uno como es tener agua, la comida o las fuerzas. Todo hay que racionarlo. Después están las cosas que no puedes dominar, como la orografía del terreno o el clima», enumera.

Sobre la gente que han ido conociendo por el camino, el zamorano reconoce que «alucinaban y te miraban como si fueras una máquina o un deportista de elite cuando no es así. Lo único que hay que tener son ganas de hacerlo y una preparación anterior, que, como ha sido en mi caso, ha surgido del uso diario de la bicicleta», indica.

Recién llegado de estas andanzas, el zamorano reflexiona sobre todo lo que le ha aportado. «Te hace pensar de otra manera y vivir con lo que tienes encima. La máxima satisfacción son la libertad que te da la bicicleta y la cantidad de kilómetros que puedes desplazarte solamente con el motor de tus piernas. Es algo increíble, que te hace cambiar por completo la perspectiva del viaje», finaliza. Junto con su amigo chileno, ya está planeando una travesía por la carretera austral para febrero de 2014.