ZAMORANOS EN EL MUNDO - HEMEROTECA

Tras la pista en Tierra del Pan

Eduardo Marcelo (izquierda) con su mujer (con gafas), su hermana Eliana (derecha) y el resto de su familia.

Eduardo Marcelo Soria busca a los familiares que sus abuelos, Aquilina Aguado y Vicente de Barrios, dejaron en Torres del Carrizal cuando emigraron a Argentina

01.01.2013 | 10:01

 B. Blanco García

Ha pasado más de un siglo desde que los zamoranos Vicente de Barrios y Aquilina Aguado Martín, abandonaron junto a parte de su familia la localidad de Torres del Carrizal para emprender un viaje al otro lado del Atlántico. Desde Argentina, uno de sus descendientes, su nieto Eduardo Marcelo Soria, busca ahora reencontrarse con las raíces de sus abuelos, aquellas que dejaron en Tierra del Pan a comienzos del siglo XX, como tantas otras familias. Tiene a su favor que en Zamora se quedó uno de los hermanos de su abuela, Fernando Aguado, a quien el miedo al gran océano pudo más que emigrar con su  familia para comenzar juntos una nueva vida. Ahora es el momento de reencontrarse con los parientes.

 

Nunca ha viajado a Zamora ni conocido la tierra de sus abuelos, pero Eduardo Marcelo Soria, profesor en Buenos Aires, sueña con reencontrarse, primero virtualmente y quizá más adelante en persona, con los familiares que todavía estén en Torres del Carrizal, la localidad desde la que Vicente de Barrios y Aquilina Aguado Martín iniciaron en 1910 una nueva vida cruzando el océano para instalarse en Argentina.

Aquilina, hija de Blas Martínez, nació en 1886 y, junto con su madre Petra y sus hermanos Andrea y Ángel se embarcaron en un viaje hacia América del Sur en el que también estaban el marido de Andrea, Atilano González, y sus hijas Dora y Manuela. Junto a ellos viajó otro joven, Vicente de Barrios «natural de un pueblo cercano a Torres», explica su nieto, sin poder especificar el nombre. En Torres del Carrizal solo quedó un hermano de Aquilina, Fernando, «quien decidió no subirse al barco porque el inmenso mar lo asustó», explica Marcelo rememorando los recuerdos de su abuela materna, quien mantuvo correspondencia con su hermano a pesar de la distancia.

Aquilina y Vicente se casaron en Argentina, en la localidad de Lomas del Mirador, perteneciente a la provincia de Buenos Aires, y tuvieron siete hijos, aunque solo le sobrevivieron las cuatro niñas, todas ellas con nombres cortos por expreso deseo de la madre. Así, tras Sara, Ada y Elda llegaría Fe, la pequeña y madre de Marcelo Eduardo, «la más mimada y caprichosa», recuerda con cariño su hijo.

«Aquilina era una mujer de mucho carácter, quedó viuda después de veinte años de matrimonio y su esposo trabajaba como ladrillero», indica su nieto repasando viejas fotografías y recopilando los pocos datos de los que dispone sobre la vida de sus abuelos en Argentina.

Tampoco sabe mucho del día a día del matrimonio en Torres del Carrizal cuando eran solo novios, pues, como él mismo reconoce «mi abuela hablaba poco de su pueblo». De lo único que se acuerda es de una anécdota que su abuela repetía sobre el párroco de la localidad en aquellos comienzos de siglo. «El cura cobraba una bula y cuando no todos la abonaban les decía en misa que el santo se había ido de la iglesia porque los feligreses no pagaban el diezmo. Cuando los vecinos finalmente entregaban el dinero, el cura salía en procesión hasta el lugar donde estaba el santo y decía "al fin lo hemos encontrado". Sinceramente, me encantaría ver esa iglesia y hojear el libro de bautismo para tomar conocimiento de la inscripción de mi abuela en ese pueblo», confiesa Eduardo Marcelo, por cuyas venas corre también sangre vasca y francesa por parte de su padre.

Ninguno de los dos miembros del matrimonio, ni Aquilina ni Vicente, pudo regresar a España, ya que continuaron su vida al otro lado del Atlántico, donde también había emigrado gran parte de la familia de ella. Pese a todo, su nieto tiene la ilusión de conocer qué ha sido de los descendientes de la familia De Barrios Aguado en este último siglo. Eduardo Marcelo, quien conserva la vivienda del matrimonio en Lomas del Mirador,  espera que cualquiera que pueda aportar alguna información sobre su familia se ponga en contacto con él a través de su dirección de correo electrónico (emarcelosoria@gmail.com) para iniciar así el ansiado camino del reencuentro que sus abuelos no pudieron completar.