ZAMORA C.F. - HEMEROTECA

«O nos dejamos de peleas intestinas o el Zamora se cae»

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18.12.2012 | 10:12
Paz Fernández
Es, como él mismo dice, presidente por accidente de la gestora del Zamora y le ha tocado hacer frente a uno de los momentos más complicados con inestabilidad institucional y sin financiación que permita seguir adelante. Ahora pone sus esperanzas en la próxima asamblea, a la espera de que alguien de un paso al frente y coja las riendas de un club que, afirma, necesita dinero y un proyecto.
—Llegó al Zamora casi por casualidad y ha llegado a ser presidente de la gestora. Todo un ascenso...
—Casi de casualidad no, llegué de auténtica casualidad. A mí me llamaron una tarde de julio en la que yo iba a una reunión del Colegio de Graduados Sociales con la subdelegada de Gobierno y me llamó Paco Machado (directivo)  por teléfono para ver si podía bajar a la primera reunión que tenían para ayudarles a ver como estaban las cuentas. Y como yo soy un chico fácil, salí de allí como secretario. Después se dieron todas esas circunstancias no deseadas, al menos para mí, y acabé de vicepresidente primero y portavoz. Cuando se fue el presidente Maxi Martín nosotros hicimos un ejercicio de coherencia porque podíamos habernos ido o habernos limitado a lo que los estatutos mandan, que es convocar elecciones, pero yo creo que hay que vestirse por los pies, aguantar el tirón y hacer una transición tranquila y trabajada.
—En lo personal, ¿cómo le afectó la dimisión de Maxi Martín como presidente?
—Lo primero que piensas cuando él presenta la dimisión en la asamblea, a pesar de que lo habíamos hablado ya y él lo había manifestado porque su situación de salud no era buena, es menudo marrón que me ha caído encima. Pero luego tienes la primera reunión de trabajo con tus compañeros, un equipo con el que estoy acostumbrado a trabajar porque nos dedicamos a  cosas muy similares, y nos entendemos.
—En su momento Maxi Martín decía que quizá era él el culpable  de  que no entrara dinero en las arcas o empresas que apoyaran y usted también lo ha comentado alguna vez. El presidente dimitió ¿sabe ya quién es el obstáculo?
—El obstáculo es la situación económica que estamos pasando. La estructura de este club está hecha para cuando había mucho dinero. Es un club en el que sin jugar al fútbol ya te cuesta 101.000 euros. Es una estructura que tiene que cambiar porque no se puede sostener y luego hay una masa social muy reducida. El tapón es la crisis y el miedo que tiene la gente. Tú llamas a las puertas ahora mismo y la gente se las ve y se las desea para llegar a fin de mes, cuanto si más si va para algo que es totalmente prescindible como es el fútbol.
—El respaldo del empresario no es amplio, el de la masa social es similar a otros años, pero el de las instituciones sí que lo tienen.
—Sí, con las instituciones no nos podemos quejar. Quizás en este corto periodo de tiempo que llevamos hemos intentado darle tranquilidad, paz y serenidad al asunto porque creemos que es lo que hay que hacer. Puede que ese respaldo venga también por ahí, por la forma de trabajar nuestra y por haber apostado por seguir manteniendo la vida del club como si no hubiera pasado nada y no haber echado los pies por encima. Claro que se agradece el apoyo.
—Una intentona fallida fue el proceso electoral que concluyó sin aspirantes, este miércoles hay una importante asamblea en la que el futuro del Zamora vuelve a pender de un hilo, ¿qué espera que suceda?
—Yo espero, porque tú y yo y todo el mundo sabemos que ha habido reuniones, que esa gente que sí tiene capacidad para llevar esto adelante salga en esa asamblea, se presenten con un proyecto serio y, no nos engañemos, hay que presentarse con dinero. Espero que salga un grupo de empresarios, que los hay en Zamora, que sean capaces de tirar hasta final de temporada porque en ese momento habrá que hacer una reestructuración del club para la temporada siguiente desde los cimientos. Lo que no espero que pase es que todo el mundo se quede callado y que nosotros tengamos que preguntar a los socios si quieren una nueva asamblea para la disolución, eso espero que no pase.
—Según los presupuestos presentados, el club tendría una deuda a final de temporada de 250.000 euros, pero hay quien dice que se alcanzarán los 400.000.
—Tampoco les falta parte de razón. Es evidente que los gastos están presupuestados y van a ser fijos mientras los ingresos no están siendo fijos. Si se hacen cuentas, a 47.000 euros de gasto de media al mes y los ingresos siguen siendo tan cortos y no generas, pues al final puedes llegar a 400.000 euros. Si no se cumple el presupuesto de ingresos, el presupuesto se dispara. Lo único fijo que hay ahora mismo en el Zamora CF son los gastos. Han bajado las subvenciones, tienes que llamar a cada puerta y lo que antes eran cinco ahora son dos. No nos engañemos, si no se generan ingresos y si los que se presuponen fallan, la deuda se puede ir, pero en eso es en lo que hay que trabajar. También año pasado el presupuesto de gastos se nos desfasó mucho, pero el de ingresos también se nos desfasó al alza. Hay que trabajar para que ese desfase se lime, pero si los presupuestos de gastos e ingresos se cumplen, yo me doy por contento. Estarían los 250.000 euros, se reestructura el club y se empieza a limar deuda.
—¿Cree que al socio le ha llegado su mensaje sobre lo mal que está el Zamora?
—No sé si al socio no le llega el mensaje o no hay peor ciego que el que no quiere ver o peor sordo que el que no quiere oír. El socio sí lo entiende, otra cosa es que se implique hasta donde nosotros pedimos. Yo entiendo que a estas alturas es muy difícil pedirle al socio, que ya ha hecho un esfuerzo con la subida del 25 por ciento en el precio de los carnés, más dinero, pero el problema es que no lo hay. La gente tiene que priorizar, y además creo que la distancia entre el club y la ciudad es terrible.
—Lance un mensaje al socio.
—El socio tiene que concienciarse de que este es un club pobre, que tiene vivir con su cantera y que esta ciudad genera muy pocos recursos económicos. Si se quiere fútbol, hay que hacer un esfuerzo entre todos. Lo ideal sería un esfuerzo económico pero entiendo que los momentos son difíciles, pero también soy consciente de que hay socios que tienen más influencias y más puertas abiertas que yo, pues que llamen a esas puertas. Que faciliten la labor de quien se siente a partir del día 19 en el sillón presidencial.
—En la última asamblea, en la que dimitió Maxi Martín, se votaron y debatieron cuestiones que no iban a devolver la liquidez a la entidad, que es el verdadero problema. ¿Serán directos en esta ocasión?
—El mensaje no puede ser más directo. Queda claro en el orden del día; primero hay un vacío de poder ahora mismo, independientemente de que nosotros  sigamos trabajando como si no pasara nada, y eso limita las actuaciones a realizar. Pero el mensaje directo al socio es: o nos implicamos todos, nos dejamos de peleas intestinas y de chorradas o el Zamora se cae. El Zamora no es las diez personas que se sientan ahí arriba, el Zamora somos todos. ¿Tenemos que llegar a una situación como la del Oviedo? ¿Salir todos a la calle? ¿En Zamora estamos todos dispuestos a movilizarnos para que el club no baje? O nos implicamos todos, o se rompe en cántaro.

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—Si nadie se presenta el miércoles, si nadie da el paso ¿cuál va a ser su postura?
—No lo sé, no lo sé. Esto está claro. Nosotros podemos gestionar si nos dan medios, pero el socio tiene que tener en cuenta que la gente que nos sentamos ahora mismo en la junta gestora tenemos empresas muy pequeñas y no somos capaces de generar el dinero que necesita el Zamora. ¿Qué va a pasar? No lo sé. Mis compañeros y yo sabemos gestionar, entre otras cosas porque nos dedicamos a ello, pero no somos empresas de 60 trabajadores, somos de cuatro, tres, dos y uno solo... Podemos tener todas las ideas del mundo, pero lo que no tenemos es dinero, ni podemos crearlo de nuestras empresas. Entonces, prefiero esperar a que el socio me diga  qué es lo que quiere que pase.
—Aunque no me lo diga, ni lo haga público, ¿sabe lo que va a hacer si no se presentara nadie? Imagino que ya se ha puesto en esa tesitura.
—Sí pero como sigo siendo tan incauto como cuando las elecciones, tampoco lo he pensado detenidamente. No lo sé, de verdad, y como soy muy creyente, Dios dirá.
—¿Tiene miedo a que pueda producirse la disolución real del club?
—Imagínate que alguien como yo que es un presidente por accidente, tenga que tomar la decisión más triste de una entidad como el Zamora. Miedo no, pánico. Puede que no sea, por otras circunstancias, la situación más difícil de mi vida, pero desde luego no la situación que deseo, eso está claro.
—¿Usted sabe cuál es la solución a esto?
—Sí, poner dinero.
—¿Ha hablado con gente que pueda poner ese dinero?
—Sí, sí lo he hecho.
—¿Y cuál es la respuesta?
—Pues es lo que nos pasa a todos, no dependemos de un solo apoyo sino de más de uno. Hay gente que ha hablado conmigo y necesita que todas las patas de la mesa estén robustas, que no le falle ninguna. El Zamora necesita dinero para llegar a final de temporada y un proyecto. Aquel que llegue tiene que hacerlo con dinero o con la forma de ajustar más los gastos y generar más ingresos, y además con un proyecto serio. No digo que tenga que llegar con un cuchillo entre los dientes pero tiene que llegar teniendo en cuenta que este club tiene que adaptarse a la situación real y económica que ahora mismo tenemos. No se puede vivir en la luna de Valencia ni pensando que se puede mantener una estructura como la que hay ahora, que estaba hecha para otra época.
—Las rencillas del pasado ¿pueden estar influyendo en esta situación?
—Quiero pensar que no. Las rencillas, poniendo al Zamora por medio, no me entran en la cabeza. Evidentemente hay grupos enfrentados y por suerte nosotros estamos en medio y no pertenecemos a ninguno de ellos, pero yo le diría a esa gente que se lo piense.
—Decía antes que no sabe qué va a hacer si nadie diera el paso pero ¿si alguien diera el paso y le quisiera en su equipo?
—Si tiene un proyecto en el que yo pueda ayudar ¿por qué no lo voy a hacer?
—¿Le está afecta en el plano de la salud esta situación?
—Sí, a mí me afectó hace tres meses. Me tuve que distanciar del club y luego volví poco a poco. Me afectó mucho lo que ocurrió con los vicepresidentes, y no estaba preparado para ello. Quizá porque intenté que las discordias dentro de la directiva se subsanaran, me afectó la impotencia de no haberlo conseguido, de no lograr que la gente que se presentó a las elecciones  se mantuviera unida.  Esto de ahora, puede que por mi trabajo, quizá estoy más vacunado para ello, pero aquello afectó a mi salud y me hizo retirarme un tiempo.
—¿Cuánta gente tiene que ir a la asamblea para que no sea un fracaso la convocatoria?
—Al menos tanta como a la anterior. Si van a ir ochenta para decidir el futuro de un club... Son 1549 socios y me gustaría que fueran todos y deberían ir todos, aunque no haya capacidad suficiente en el Colegio Universitario, buscaríamos otro lugar. Te haces socio porque quieres, porque lo sientes y porque te implicas en un proyecto. Además, el fútbol levanta muchas pasiones y lo llevas en el corazón. Cuanta más gente, mejor.