ZAMORANOS EN EL MUNDO - HEMEROTECA

Del Duero al Serengeti

La zamorana, con un compañero en Serengeti.

La zamorana Laura Gallego Lorenzo participa en un programa de voluntariado para la mejora en el acceso al agua y saneamiento de varios poblados en Tanzania 

16.01.2015 | 17:01

B. Blanco García

 África volvió a llamar a esta zamorana tras pasar parte del verano de 2012 en Cabo Verde, trabajando para un proyecto de recuperación de la tortuga boba. Esta vez el voluntariado ha sido para colaborar en una iniciativa que también tiene que ver con su formación, Ciencias Ambientales. Laura Gallego Lorenzo acaba de regresar de Tanzania, donde ha colaborado con la ONG española Ongawa, "centrada en la mejora del acceso al agua y al saneamiento de la población", resume.

 La oportunidad surgió de la mano del programa Jóvenes Solidarios, de la Junta de Castilla y León, que existe desde 2007. "Lo había solicitado en varias ocasiones y siempre me había quedado a las puertas, pero 2014 me estaba esperando para darme una oportunidad", agradece, ya que llevaba en paro desde febrero de 2013.

 Su misión en Tanzania se centraba en la toma de muestras de agua y de georreferenciación de los puntos de contaminación. "También desarrollaba labores más de gestión, como la recopilación de fuentes de verificación para la justificación de los proyectos, en nuestro caso de la Unión Europea", concreta.

 De su primera impresión guarda el recuerdo de "la simpatía de la gente, el calor, la tierra roja, los cielos de un azul intenso, los niños correteando por las calles y la manera en que te miran, con una mezcla entre miedo y sorpresa", rememora.

 El estar a miles de kilómetros de casa fue más llevadero gracias a la buena acogida de los tanzanos. "Las personas te dan la bienvenida allá donde vayas, te invitan a comer y te acogen con cariño. Quizá ir con una ONG que la gente conoce hace que todo sea más fácil, porque saben a lo que vas y se sienten muy agradecidos", reconoce.

Carreteras sin asfalto


 Durante una campaña de saneamiento en colegios.Entre Same y Maore ha transcurrido su voluntariado, metida en la oficina y también viajando en todoterrenos por carreteras "donde el asfalto brillaba por su ausencia en la mayoría de los tramos", describe. En esos viajes se cruzaba desde maasai pastoreando a sus vacas "hasta monos, autobuses con gente saliendo por las ventanillas, niños yendo al colegio y bicicletas cargadas de todo", enumera.

 Tras la "odisea" de llegar a las comunidades donde actuaban, llegaba el momento de desarrollar diversas actividades. Con el resto de voluntarios, algunos de ellos también españoles, los equipos de trabajo se afanaban en realizar las campañas de saneamiento en los colegios, las revisiones a las escuelas de agricultores, el análisis del agua en los sistemas de distribución o en los propios ríos y las pertinentes reuniones con los propios usuarios "para saber sus necesidades o conflictos".

 Durante sus tres meses de estancia esta zamorana también aprovechó para aplicarse y poder comunicarse en algunas de las lenguas tribales. "Aprendí a saludar y dar las gracias en pare, y algunas cosas más en swahili, para poder ir a la compra o coger el autobús", indica. El inglés es una lengua que tan solo saben hablar las personas con educación superior. "En Tanzania hay unas 900 lenguas tribales, la mayoría de ellas ágrafas, pero reconocidas", explica. Es decir, que carecen de sistema de escritura y solo se hablan.  

 Las lenguas oficiales en el país, por tanto, son el swahili y el inglés, que se aprenden en los últimos años de escuela y en la educación secundaria, respectivamente. "Por eso las personas que no han tenido la oportunidad ni siquiera de ir a la escuela no las hablan", lamenta.

 Sobre España, los tanzanos tan solo saben que es un país europeo. "Eso sí, los equipos de fútbol se los conocen al dedillo, con las alineaciones bien actualizadas", afirma. Una de las costumbres que más llamó su atención durante estos meses fue la religiosidad. "No existen personas ateas", subraya. La familia también es un pilar importante en la cultura. "Son enormes y se ayudan mucho entre los miembros. Para casarse, muchos hombres son polígamos y en los matrimonios se acuerda el denominado "precio por la novia" a pagar a la familia de ella, aunque en teoría es en concepto de regalo", explica.

 La zamorana protagonizó ayer una charla en el salón de actos del Museo Etnográfico, donde habló sobre su experiencia en este país africano y el derecho humano al agua y al saneamiento. Tras su paso por Tanzania, su próximo destino será Europa, ya que comenzará a finales de este mes en la University College of Dublin su doctorado, gracias a una beca de investigación.