ZAMORANOS EN EL MUNDO - HEMEROTECA

El galgo de Aliste

Junto a sus compañeros de la Universidad de Duke, en Carolina del Norte.

Tomás Blanco, natural de Riofrío, compagina su trabajo como investigador en la universidad de Duke, en Carolina del Norte, con su pasión por correr 

12.05.2014 | 08:05

B. Blanco García

«Si me lo dicen hace cinco años, me habría dado un ataque de risa». Tomás Blanco, zamorano natural de Riofrío de Aliste, aunque actualmente vive en Carolina del Norte, donde trabaja como investigador en la Universidad de Duke, nunca pensó que correr pudiera ser algo tan importante en su vida. «Esta pasión nació por una apuesta, el típico pique entre amigos por ver si era capaz de correr un maratón», recuerda. En ese tiempo ha acumulado en sus zapatillas los kilómetros de ocho, entre los que destacan las pruebas de Boston, Berlín y Nueva York. «De los seis grandes me quedan aún por correr los de Chicago, Londres y Tokio», apunta en su agenda.

A pesar de que esa apuesta la ganó con creces, Tomás continúa corriendo cada día. «Es como una droga, no tengo otra explicación. Yo no puedo acabar mi jornada si no he corrido al menos una hora». En su caso, además, le ha servido como terapia. «Padezco trastorno bipolar, una clase de locura maravillosa que te permite trabajar sin descanso. Yo apenas dormía y cuando no tenía quehaceres, me los buscaba. Esto no podía terminar bien y acabé con una depresión, la peor experiencia de mi vida», recuerda. Tras su estancia en un hospital de Harvard, donde en la actualidad acude a ofrecer conferencias sobre su caso, y consciente de que no deseaba que ni su patología ni la medicación dictaran su futuro, este zamorano vio en el deporte la solución. «Giré mi vida 360 grados, dejando todo menos el café. No tomo alcohol y me he convertido en vegetariano, he dejado el mundo de la noche después de años de rock&roll y corro alrededor de 150 kilómetros por semana», resume. El resultado es una salud de hierro «a pesar de que este año he cumplido los cuarenta y solo llevo cuatro años corriendo, después de una vida de excesos», advierte.

La dificultad que muchos ven en compaginar deporte y trabajo no es un problema para este alistano, que llegó en 2008 a Estados Unidos para una estancia de dos años en Harvard, aunque viendo el «exterminio» al que se está sometiendo a la ciencia en España decidió ponerse «al servicio del tío Sam mientras me quiera». Dedicado a la investigación en el área del conocimiento de neuroinmunología y patología ocular, Tomás Blanco reconoce tener suerte por trabajar en un lugar donde uno no termina la jornada agotado. «Para mí es fácil y además siempre digo que para correr solo se necesitan unas zapatillas. Puedes correr en la calle, en un camino, en una pradera, en el monte o en una pista de atletismo. Cualquier sitio es bueno», anima. Y sin excusas. De hecho él mismo tiene ciática en la pierna derecha y artrosis en la cadera izquierda. «Este deporte es muy recomendable para gente que, como yo, habiendo pasado de los treinta o cuarenta, está de vuelta de todo. Si además padeces sobrepeso, presión arterial, colesterol o diabetes, correr es la mejor medicina. Y si participas de vez en cuando en alguna carrera popular, repetirás seguro, porque se disfruta de un gran ambiente de fiesta», aconseja.

Activo como pocos, en su cabeza ya tiene nuevos retos. «Uno de ellos es bajar de las dos horas y media en un maratón. Mi mejor tiempo actual está en 2,47. Sé que es una meta muy difícil, pero considerando que mi primer maratón lo corrí en tres horas y media, no es imposible», aspira, mientras que con algo de misterio habla del «maratonón», añadiendo el sufijo «on», como se hace en su tierra, para las cosas grandes. «Es un proyecto de desafío físico y mental, pero no puedo adelantar más de momento». Una ambiciosa lista a la que también se unirá posiblemente un proyecto en el Himalaya para 2020.

Con este impresionante currículo, no es raro que haya sido capaz de transmitir esta pasión a muchos de sus amigos a ambos lados del Atlántico. «Desde que empecé a correr mucha gente me ha escrito diciendo que le he inspirado, lo cual, sinceramente, me enorgullece mucho. Ya sea por estar cansados del gimnasio o simplemente por moda, el denominado running está teniendo mucho éxito en España. Aquí, estoy dirigiendo el entrenamiento a varias personas para maratones y medias maratones», explica.

Uno de los espejos donde se ha mirado es en el ultrafondista zamorano José Luis Posado. «Es una de mis fuentes de inspiración, como ejemplo de superación, desafío y disciplina», afirma. Un ejemplo que ha seguido y que ahora él también refleja. «Reconozco que la competición me pierde y que disfruto entrenando como antaño lo hacía ensayando con mi grupo y con cada maratón como con cualquiera de mis conciertos. Y, lo que es más importante, manteniendo la ilusión de un niño. Cuento con el apoyo de mi mujer, de mi familia en España y de muchos amigos que a diario me animan», agradece el deportista, todo un ejemplo.