CD ZAMARAT - HEMEROTECA

Juan Ángel de Mena: "Cumplir veinte años tiene un mérito enorme"

Juan de Mena en un tiempo muerto de un partido

"El Zamarat no fue un club creado con el propósito de llegar a lo que somos ahora"

15.10.2014 | 07:10

Manuel López-Sueiras

"Cumplimos 20 años desde la creación del club y yo creo que eso tiene un mérito enorme porque es mucho, mucho tiempo al pie del cañón. Veinte años es una cifra muy redonda que es difícil alcanzar y desde entonces ya ha pasado mucha gente por el club que ya está muy consolidado. Creo que merecía la pena hacer este reconocimiento". Juan de Mena es el alma mater del CD Zamarat que fundó en 1994 y que ha dirigido desde entonces pese a los cambios que se hayan producido en la estructura interna del club.

"Anteriormente ya existíamos de otra manera, a través del Club Medalla Milagrosa que funda mi hermano y yo le empiezo a ayudar a entrenar. Allí estuvimos bastantes años, y luego Jose crea el Juventud Zamora con el que llegamos a ganar la Liga Autonómica Juvenil, la primera que hubo. Luego él se marchó a Madrid donde fue el primer entrenador del Estudiantes femenino y a mi me apetecía iniciar un proyecto independiente, pero para nada pensaba en lo que hemos llegado a ser. Tan solo quería entrenar y entrenar niñas porque seguíamos en el Colegio. El soporte era más fácil a través de un club de nueva creación y por eso lo creamos".

Juan de Mena no duda en asegurar que los comienzos fueron "difíciles y divertidos. No tiene absolutamente nada que ver lo que estamos haciendo ahora con lo que hacíamos antes. Para mi era una distracción que compaginaba con mi trabajo. Entrenábamos dos o tres veces a la semana, la relación con las jugadoras era totalmente diferente, muy estrecha, la diferencia de edad era muchísimo menor. El proyecto en el fondo giraba en torno a lo que yo entrenaba en la Milagrosa y lo que Angel Nieto Moreno llevaba en el Arias Gonzalo. Juntábamos las niñas porque nos gustaba un montón el baloncesto".

Todo era complicado "pero ya casi no lo recuerdas. Mi padre, por ejemplo, nos llevaba a jugar en su coche, los padres de las niñas también nos ayudaban. Pasamos de una situación de deporte escolar que entonces eran ligas más potentes en las que teníamos buenos equipos, a ligas autonómicas, y en Castilla y León siempre ha habido un nivel altísimo. La Universidad de Salamanca tenía auténticos equipazos. Perdíamos de 20 alguna vez pero la mayoría eran diferencias inferiores. Eras más joven y te lo tomabas de otra manera, era más fácil dar rienda suelta a una afición y una pasión". 

El veterano técnico zamorano insiste en que no había una estructura de club y, de hecho, solo se consiguió inscribir equipos en todas las categorías hace unos pocos años. "Era cuestión de dar salida a una afición que luego fue creciendo porque las jugadoras estaban muy implicadas: cuando llegaron a la edad juvenil, hicimos equipo juvenil, y no pensábamos en llegar a senior. Pero quisieron volver a jugar Mónica Rivera y Cristina Nieto e hicimos un equipo bastante potente. No fue un club creado con el propósito de llegar a lo que es ahora", añade Mena.

El cambio de rumbo en la marcha del club se marcó con la llegada de Lidia Gesteira al equipo de Primera División: "Ahí ya nos planteamos otras cosas, el inicio de un nuevo camino. Llegaron también Estela Blázquez, Raquel Callejón y continuaba Raquel Asensio. Luego el grupo de cantera de Nuria Mateos y Beatriz Redondo que comenzaron con Virginia Muñoz y Javi Miguel fue el germen de toda la cantera que tenemos ahora y a medida que fueron creciendo, se mantenían también el resto de equipos". 

Por aquel entonces, en los años 90, resultaba prácticamente imposible federar en Zamora un equipo senior porque "normalmente, las chicas al llegar a esa edad se iban a estudiar fuera de Zamora y parecía imposible. Pero surgió gente muy comprometida que quisieron seguir jugando como Mónica Barrios o Alicia Sampedro que, aunque estaban en Salamanca, venían a entrenar a Zamora. Cristina Nieto aceptó jugar un año más después de un par de años retirada e hicimos un buen equipo. Luego ya se consolidó. Era algo que jamás había pasado aquel compromiso de las jugadoras de compaginar los estudios con el baloncesto", añade Juan de Mena.

Juan de Mena tan sólo dejó de ser el primer entrenador en dos temporadas: "Mi trabajo me ocupaba muchísimo tiempo y consideré que era más prioritaria entonces mi empresa, pero seguí entrenando al equipo cadete, mientras Mario Riquelme se encargaba del primer equipo. La primera temporada fue muy buena y la segunda no acompañaron los resultados, pero se notó que dos jugadoras ficharan por un equipo de superior categoría: Teresa Alvarez Codesal y Rocío Gangoso se fueron a jugar a Ourense". 

Y a la temporada siguiente "se nos fueron casi todas las jugadoras por diferentes motivos y solo nos quedaron tres. Pero como teníamos un equipo junior con Alba Miguel o María Rodrigo, pudimos continuar. Hicimos un esfuerzo enorme y trajimos a Raquel Asensio con solo 18 años y a una gaditana, Carmen Cantero, que vinieron becadas. Eso nos permitió hacer una buena temporada en Primera División, pero la mitad del equipo era juvenil de primer año". 

A lo largo de estas dos décadas hubo tiempo también para que se creara una importante rivalidad local entre el Zamarat y el Juventud: "Solo coincidimos una temporada con el Juventud Zamora en categoría senior. Fue una rivalidad local intensa aunque duró poco", recuerda Mena. Y el ascenso a Primera División fue un paso también importantísimo en la historia del club: "Jugamos una primera fase de ascenso en Oviedo a la que fuimos con un equipo muy joven, y en la segunda, en Colindres (Cantabria), quedamos terceras y subían las dos primeras, aunque finalmente lo conseguimos. Nos costaba mucho competir en Primera porque no teníamos tablas, la segunda base era Susana Ferreras que tenía 15 años, Carolina era junior y la base titular. Pero supuso un espaldarazo porque entró entonces como patrocinador Caja Rural y de la mano de Caja Rural pudimos crecer, tener una estabilidad económica gracias a una entidad interesada en el proyecto. Anteriormente eran patrocinios basados en las amistades: Lastra, Húmara Bricolage... y daban para poco. Caja Rural nos permitió creer que el proyecto podía tirar hacia adelante".

Y otro paso importante fue la llegada de Lidia Gesteira: "Fue una casualidad -explica Juan de Mena-. Visto que el fichaje de Raquel Asensio había salido bien, contacté con una agencia por primera vez en mi vida. Lidia se acababa de retirar de Perfumerías Avenida y su intención era no seguir jugando. Fui a Salamanca porque quería hablar con ella y una de las cosas que me pide fue un balón porque los de Liga Femenina eran más grandes. La vi tan interesada en jugar que no me cupo ninguna duda".

Y con la llegada de la escolta gallega "se abrió un nuevo mundo. Fue una revelación sobre el camino que teníamos que seguir: en un partido en Palencia hizo un quíntuple doble de más de diez puntos, rebotes, asistencias, robos y faltas recibidas. Su nivel era brutal para esa competición y ella volvió a disfrutar del baloncesto porque se sentía importante en la pista. Nos dio una nueva forma de comportarse, de ser profesionales, mil cosas... Fue el salto. No se fichó para ascender sino para no pasar apuros, pero supuso tal salto de calidad que nos vimos casi sin quererlo en la obligación de ir hacia arriba".

El Zamarat continuó dando pasos de gigante con el ascenso a Liga Femenina 2: "Supuso la consolidación del club como algo importante en Zamora, tuvimos que abrir la segunda grada del Angel Nieto en la final de la fase de ascenso. Jugamos contra la UPV de Azu Muguruza, el de Helios Zaragoza y el Aros de León que tenía un equipazo. Jugamos la final y Gesteira, con rotura de fibras, comenzó en el banquillo. Conseguimos llegar al último cuarto metidas en el partido, sacamos a Lidia y Aros se preocupó tanto que le hicieron cinco faltas. Gesteira metió nueve puntos y llegamos al final perdiendo solo de uno. Raquel Asensio cogió el rebote, le pitaron falta y ascendimos con dos tiros libres. Ese día nos pusimos en el deporte zamorano como uno de los equipos importantes, por la respuesta de público, la repercusión en los medios de comunicación. Fue muy emotivo".

Mena no duda en reconocer que el salto a Liga Femenina 2 fue el más importante en la historia del Zamarat: "Recuerdo que yo solo había visto un partido de LF 2 en mi vida. Fuimos a verlo a Cáceres porque no nos hacíamos a la idea de lo que era aquello porque nos parecía que habíamos llegado la techo del mundo. Eran otros tiempos. Si Lidia Gesteira supuso un cambio, ver a una jugadora como Emily Heikes con aquel físico, con aquella forma de jugar, también supuso una gran impresión. Nunca había pensado en poder entrenar a una jugadora con aquellas capacidades atléticas. Conseguimos armar un buen equipo y estuvimos a punto de jugar la fase de ascenso, aunque nunca lo pensamos. Nos hicieron perder en Guadalajara con árbitros locales y quedamos quintas. A partir de ahí pensamos que podíamos ir hacia adelante porque la intención era mantener el bloque al año siguiente". 

La primera fase de ascenso fue en la Seu D´Urgell y ya quedó claro que era posible llegar a Liga Femenina: "Teníamos una jugadora que marcaba las diferencias como era Lidia Gesteira, una estructura de club, una directiva reforzada y trabajando para dar consistencia económica al equipo, dos patrocinadores solventes en aquel momento, y la gente cada vez venía más al pabellón. Solo faltamos al play off el año que mejor equipo tuvimos, la mejor plantilla que yo he dirigido salvo la final de la primera temporada en Liga Femenina, con Nikole Louden y Amanda Lassiter. Era un placer entrenarlas pero se lesionaron todas alguna vez y fue un año muy difícil". 

El técnico zamorano sabe que el sueño de la máxima categoría puede acabarse en cualquier momento y no creo que ello vaya a suponer ningún problema: "A veces perdemos la perspectiva porque estamos por encima de los recursos de que disponemos y me refiero además al Balonmano Zamora o al Ciudad de Toro de atletismo que ascendió el año pasado a División de Honor. Competimos con ciudades con muchos más recursos. A nosotros se nos pedía que estuviéramos en todas las fases de ascenso y era imposible competir entonces contra determinados clubes que tenían un gran apoyo de las subvenciones públicas. Y lo conseguimos a base de ilusión, de fichar bien, de gente integrada en el equipo y, muchas veces, de una ambición loca en el sentido de no querer perder. Pero estábamos en presupuestos medios en Liga Femenina 2".

Al Zamarat le cuesta mantenerse a base de un montón de pequeños patrocinadores y uno potente para la cantera como es Caja Rural: "Pero no tenemos uno para el primer equipo -añade- y es obligatorio acertar, que las jugadoras rindan a un nivel muy alto. Y habrá un día en que no lo consigamos. A mi me entristece y por eso a veces no entiendo los niveles de exigencia que percibo. Estamos en situaciones muchas veces mínimas, trabajando la directiva de manera totalmente voluntaria y no creo que con estos recursos quepan otros modelos de club. Si algún día podemos, lo haremos, pero el deporte profesional es complejo y si en algún momento, la situación económica repunta, todavía lo pasaremos peor. Porque los demás equipos siempre conseguirán más recursos que nosotros: competimos contra ciudades muy potentes. Al final es cuestión de una simple lesión. El año pasado si Sandra Pirsic se lesiona totalmente, seguramente estaríamos celebrando el aniversario en Liga Femenina 2. Vamos muy justo y no tenemos capacidad de reemplazar jugadoras. El año pasado tuvimos suerte y pudimos reforzarnos, pero es muy arriesgado".

Mena señala que el Zamarat tiene un presupuesto menor que el año pasado, lo que hará que el equipo sea más ajustado: "Estamos muy en la parte media baja en cuanto a presupuesto, por debajo de lo que teníamos en Liga Femenina 2. Tiene un mérito enorme mantenernos a base de pequeños patrocinadores y más cuando las subvenciones del Ayuntamiento no paran de bajar. Bajan para todo el mundo y da igual si tienes cuatro equipos autonómicos como nosotros o si no tienes ninguno. No quiero entrar en el juego de las comparaciones con otros clubes porque la única realidad es que esto va bajando y no entiendo muy bien por qué, porque podrían implementarse programas de promoción de la ciudad como ocurre en otros sitios. A veces irrita la intención que parece haber de enfrentarnos unos con otros. Si no tenemos un patrocinador principal y perdemos recursos públicos, me siento muy orgulloso de nuestros socios y de los pequeños sponsor y eso da a entender que el proyecto importa. De hecho el año pasado cuando se necesitó llenar el pabellón, la gente respondió porque interesaba que el Zamarat siguiera en la categoría. Luego si ganas vendrá más gente y si pierdes, menos, pero eso es general para todo el deporte", concluye el técnico zamorano.